lunes, 14 de septiembre de 2020

Posted by Cultu-Art septiembre 14, 2020 in
Valentina Tereshkova, quien en 1963 se convirtió en la primera mujer en llegar al espacio, nace el 6 de marzo de 1937 en una humilde villa cercana al río Volga, en el óblast de Yaroslavl. Su padre fue un conductor de tractores; su madre, trabajadora en un molino de algodón. En 1939, su padre es enviado al frente de la Guerra de Invierno (Segunda Guerra Mundial) en Finlandia, como comandante de un tanque, y pierde la vida en acción. La madre de Valentina tiene que encargarse por cuenta propia de ella y de sus otros dos hijos.
 
Valentina ingresa a la escuela de su pueblo en 1945, y tras terminar la primaria, entra de obrera a trabajar en una fábrica de neumáticos. En aquél entonces, su más grande sueño es ser conductora de ferrocarril. Empero, no abandona sus estudios, y a los 16 años comienza a estudiar cursos de ingeniería por correspondencia. Más tarde ingresa a la industria textil.
 
Un secreto que mantiene a su familia es su interés por el paracaidismo competitivo. Ingresa al aeroclub local, y ya a los 22 años realiza su primer salto, convirtiéndose rápidamente en una experta en la materia. De manera paralela, en 1960 se gradúa de la escuela técnica.
 
El 12 de abril de 1961, un evento sacude al mundo: la Unión Soviética lanza la legendaria nave Vostok 1. A bordo, va el cosmonauta Yuri Gagarin: el primer ser humano en salir al espacio exterior.
 
Es uno de los mayores logros técnicos en la historia de la humanidad, y pronto comienzan a sonar voces de que, para completar la hazaña, la URSS debe convertirse también en la primera nación en enviar a una mujer al espacio. Valentina Tereshkova, aún una sencilla trabajadora obrera, levanta la mano como voluntaria.
 
Las participantes del proyecto espacial son sometidas al riguroso entrenamiento de los cosmonautas soviéticos, que incluyen pruebas de aislamiento de 10 días, pruebas de centrifugador, 120 saltos en paracaídas y formación de pilotos en jets de combate MiG-15UTI. Valentina, además, debe recibir preparación profesional en la Academia Zhukovsky de la Fuerza Aérea. De las 400 aspirantes iniciales, sólo 58 llegan a cumplir con todos los requisitos, y ese grupo se reduce aún más a tan sólo 23 mujeres. Finalmente, se conforma un selecto grupo de 5 candidatas a cosmonautas. Valentina Tereshkova es una de ellas.
 
Sus rivales son sus compañeras: Tatiana Kuznetsova (piloto de caza), Valentina Ponomariova (graduada del Instituto de Aviación de Moscú), Irina Soloviova (del equipo nacional de paracaidismo) y Zhanna Yorkina (maestra de escuela). Sin embargo, a juicio de los líderes soviéticos, Valentina Tereshkova, además de sus aptitudes físicas y profesionales, posee otra cualidad que resulta crucial: sus orígenes humildes, que pueden conectar fácilmente con los sentimientos del pueblo.
 
Es seleccionada para la misión de la nave Vostok 6, en una misión conjunta con la Vostok 5 al mando del cosmonauta Valeriy Bykovsky. El suyo es el último vuelo tripulado del programa Vostok. Se decide que su nombre clave durante la misión será "Chaika", que significa gaviota en ruso.
 
Yuri Gagarin había establecido una curiosa tradición entre los cosmonautas, de orinar una llanta del autobús que los lleva al sitio de lanzamiento, y Valentina no es la excepción. Se acomoda dentro de la capsula espacial, y recuerda que ha olvidado su cepillo de dientes, pero ya es demasiado tarde. A las 09:29:51 UTC, del 16 de junio de 1963, Valentina Tereshkova, de 26 años, es lanzada al espacio exterior. Son célebres sus palabras antes de partir: «¡Hey, cielo, quítate el sombrero que vengo a verte!»
 
Ya en órbita, establece comunicación por radio con la Vostok 5, lanzada un par de días antes. «Aquí Chaika, aquí Chaika. Veo en el horizonte una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa! Todo marcha espléndidamente», pronuncia durante su vuelo. Navegando entre el Cosmos, confunde a la estrella Vega con Venus. Capta incendios en Sudamérica y el espectáculo nocturno de las ciudades terrestres. Su nave toma fotografías para estudiar las capas de aerosol en la atmósfera. Otra de las finalidades de la misión es comprobar los efectos en el cuerpo femenino en el hostil entorno espacial. Valentina experimenta náuseas y diversos malestares, pero consigue completar 48 orbitas alrededor de la Tierra.
 
Tras pasar 2 días, 22 horas y 50 minutos entre los astros, la primera mujer en el espacio debe retornar con los suyos. Un fallo en el sistema la aleja de la Tierra en vez de acercarla, pero los del equipo de control del vuelo le ayudan a solventarlo. Tras reingresar a la atmósfera y eyectarse en paracaídas, aterriza en la región de Altay, fronteriza de Rusia, China y Mongolia, a las 8:20 UTC del día 19 de junio, siendo ayudada por los habitantes quienes la llevan a cenar, mientras su proeza desata el furor alrededor del mundo. Ninguna otra mujer volvería a acariciar el Universo hasta 1982.
 
Ya en Moscú, es recibida con los honores propios de una heroína. Dirige discursos a favor de la paz mundial. La toman de ejemplo organizaciones feministas que buscan la igualdad con los hombres. Se localiza el lugar en donde falleció su padre, y se erige un memorial.
 
Tras su viaje al espacio, se dedica a completar sus estudios hasta conseguir el doctorado en ingeniería aeronáutica. Su tesis científica «Motores de frenado para aviones orbitales» es merecedora de una calificación sobresaliente. Pasa a trabajar como instructora en el Centro de Entrenamiento de Cosmonautas Gagarin, ubicado en la Ciudad de las Estrellas. Obtiene puestos políticos y se convierte en una especie de embajadora de buena voluntad, siendo invitada a visitar múltiples naciones, incluyendo a México en 1975, como representante de la URSS en la Conferencia del Día Internacional de la Mujer. Recibe distinciones en Alemania, Inglaterra, Chile, Cuba, Croacia, Hungría, Polonia, Indonesia, Ghana, Laos, Egipto, Estados Unidos, Italia, entre otros países.
 
El 3 de noviembre de 1963 se casa con el también cosmonauta Andriyan Nikolayev. La pareja tiene una hija, Elena Andrianovna, que se convierte en la primera bebé de dos personas que han estado en el espacio. En 1980 se divorcia, y vuelve a casarse un par de años después con Yuliy Shaposhnikov, un cirujano que conoce en los estudios médicos a los que se somete para ser reclasificada como cosmonauta.
 
Su carrera dentro de la fuerza aérea concluye en 1997, cuando se retira a la edad de 60 años. Continúa su carrera política, compitiendo en varios puestos de elección popular. También se mantiene activa como promotora de la exploración espacial.
 
Mientras celebra su cumpleaños 82, con su hija y nietos, Chaika levanta la mano para ofrecerse a viajar a Marte, incluso si el boleto es tan sólo de ida. «Quien ha pasado algún tiempo en el espacio lo amará el resto de su vida».
 

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