En la mañana del 15 de octubre de
1917, un vehículo militar gris salió de la prisión Saint-Lazare, en el centro
de París. En él, acompañada por dos monjas y su abogada, iba una mujer
holandesa de 41 años, con un abrigo largo y un amplio sombrero. Una década
antes, esta mujer tenía a las capitales de Europa rendidas a sus pies. Fue una
legendaria "femme fatale", conocida por sus bailes exóticos, y entre
sus amantes había ministros, empresarios y generales. Pero cuando inició la
Primera Guerra Mundial, el mundo cambió. Ella pensó que podría seguir
cautivando a toda Europa. Pero ahora, los hombres con sombrero de copa querían
algo más que sexo. Querían información.
SU VIDA
Mata Hari (1876-1917), la
legendaria bailarina holandesa que escapó de una vida provinciana para
convertirse en la mujer más fatal de su tiempo. Su nombre real era Margarita
Zelle y nació en Leeuwarden, hija de un sombrerero y una madre que murió siendo
ella muy niña. A los 18 años atendió una solicitud de matrimonio en la página
de contactos del periódico y se casó con Campbell MacLeod, un capitán de 39
años con el que se marchó a vivir a Indonesia, entonces colonia holandesa,
donde él estaba destinado. Siempre le habían pirrado los uniformes. Allí tuvo
dos hijos y sufrió las penurias de un marido borracho, pero también conoció la
fascinación de Oriente y los secretos de las danzas javanesas, que le serían muy
útiles tras el naufragio de su matrimonio y la muerte de uno de sus hijos, que
la empujaron a volver a Europa en 1902.
Armada de valor y amparada en su
exótico físico, se inventó una identidad y se lanzó al espectáculo en París
como la bailarina Mata Hari ("ojo del alba", en javanés),
especializada en danzas eróticas. Pronto creció su fama y frecuentó a hombres
ricos, políticos y militares que engrosaron su lista de amantes. Entre 1904 y
la I Guerra Mundial fue la cortesana más famosa de la época, conoció todas las
ciudades de Europa y no pocos secretos de política gracias a las confidencias
de alcoba.
El estallido de la guerra en julio de 1914 la sorprendió bailando en un music-hall de Berlín. Supuestamente aprovechó su agenda de conocidos en ambos bandos para ofrecer sus servicios a Kraemer, jefe del espionaje alemán, con la esperanza de poder volver a la neutral Holanda con sus pertenencias a salvo. Pronto sus actividades en Madrid, donde en 1915 se veía con un oficial germano, despertaron las sospechas de la inteligencia aliada, que empezó a vigilarla. En 1916, Mata Hari volvió a París. Acorralada por el capitán Ladoux, del espionaje francés, que andaba tras sus pasos, se ofreció para trabajar como agente doble para Francia. La realidad es que nuevamente en Madrid siguió espiando para la embajada alemana como la agente H-21, pero sus mensajes fueron interceptados por Ladoux, que la tendió una trampa para que regresara a Francia. El 13 de febrero de 1917 fue arrestada y sometida a juicio, donde se la condenó a muerte acusada de aprovechar sus relaciones íntimas para trabajar como agente de Alemania. Ella lo negó, alegando que se acostaba con militares por placer, y no por deber. El 15 de octubre de 1917 fue fusilada en Vincennes al amanecer. Genio y figura, se negó a que le vendaran los ojos y antes de recibir la descarga lanzó un beso a los soldados del pelotón. Tenía 41 años. Su cuerpo nunca fue reclamado por ningún familiar.
¿REALMENTE FUE CULPABLE?
Ser una agente pagada por
Alemania, recopilar secretos de los oficiales aliados con los que se acostaba,
y dárselos a los alemanes. Los periódicos sensacionalistas publicaron que era
responsable de la muerte de miles de soldados aliados. Pero las evidencias
presentadas en su juicio, y otros documentos, mostraron otra cosa: ella era
una doble agente y pudo haber sido un chivo expiatorio.
NUEVAS EVIDENCIAS
Ahora, exactamente 100 años
después, el Ministerio de Defensa francés publicó documentos hasta ahora
secretos que arrojan una nueva luz sobre la espía más famosa de todos los
tiempos. Entre los documentos liberados se incluyen las transcripciones
de sus interrogatorios por parte del servicio de contraespionaje
francés en 1917. Algunos se exhiben en una muestra en el Museo Fries de su
ciudad natal, Leewarden, en Holanda.
También está el telegrama enviado a Berlín de un agregado militar alemán en Madrid que condujo al arresto de Mata Hari en un hotel en los Campos Elíseos, y que más tarde sirvió como prueba clave en su breve juicio. Nacida como Margarethe Zelle, en 1876, Mata Hari (se dice que el nombre significa "ojo del día" en indonesio) tuvo una vida extraordinaria y trágica.
Tras un miserable matrimonio en las Indias Orientales Neerlandesas -actual Indonesia- se reinventó a sí misma como la diva de la Belle Epoque de París, donde sus sensuales bailes eran un billete al interior de los centros de decisión de la sociedad europea. "Incluso sin el espionaje, Mata Hari sería recordada hoy por lo que hizo en las capitales de Europa en la primera parte del siglo pasado", dice Hans Groeneweg, curador del Museo Fries. "De una u otra manera ella inventó el striptease como forma de danza. Tenemos su álbum en la exhibición y hay montones de recortes de periódicos y fotografías. Era una celebridad".
Sin embargo, el mito de Mata Hari está dominado por el espionaje. A través de los años, muchos historiadores salieron en su defensa. Ella fue sacrificada -sostienen algunos- porque los franceses necesitaban encontrar un espía para explicar la sucesión de reveses en la guerra. Para las feministas, ella fue el chivo expiatorio perfecto porque el "libertinaje" hacía fácil etiquetarla como una enemiga de Francia.
El telegrama
Hasta ahora, los detalles
completos del interrogatorio por parte del procurador Pierre Bouchardon habían
estado vetados para los historiadores. Se sabía, sin embargo, que en 1916
-después de una breve estancia en Londres donde ella fue interrogada por el
servicio secreto británico, el MI6- Mata Hari volvió a Francia vía España.
En Madrid se hizo conocida de Arnold
von Kalle, el agregado militar alemán. La historia posterior dice que esto fue
en cumplimiento de un acuerdo previo con la inteligencia francesa, con la que
se comprometió a usar sus contactos alemanes para ayudar a los aliados.
Pero fue el telegrama de von
Kalle el que la llevó a la ruina. En él, el oficial da a sus jefes en Berlín
los detalles de un tal agente H21. Da direcciones, detalles bancarios y incluso
el nombre de la fiel sirvienta de Mata Hari. Nadie que lo leyera tendría duda
de que Mata Hari era el agente H21.
El telegrama, interceptado por la
inteligencia francesa, está ahora visible en la exhibición en Leeuwarden. Más
bien, la traducción oficial del telegrama. Y ahí está la trampa. Según algunos
historiadores, el episodio completo del telegrama es sospechoso.
Los franceses -se argumenta- hacía tiempo que habían descifrado el código con el que fue escrito el mensaje. Los alemanes lo sabían, y aún así, von Kalle envió el telegrama. En otras palabras, querían que los franceses lo leyeran. Así que, según esta teoría, fueron los alemanes los que llevaron a los franceses a arrestar y ejecutar a su propia agente. Pero hay otra teoría.
¿Doble agente o chivo expiatorio?
¿Por qué hay sólo una traducción en los archivos? ¿Dónde está el telegrama original? ¿Pudieron ser los propios franceses los que inventaron el documento para culpar a Mata Hari? Eso les daría su "espía". Y la opinión pública estaría satisfecha. Ambas teorías hacen de Mata Hari una víctima. Tanto una como otra parte creyeron conveniente sacarla de en medio, y eso hicieron.
Pero los archivos franceses sacaron a la luz otro detalle, que, de hecho, relega esas hipótesis. Porque lo que muestran las trascripciones de junio de 1917 durante su interrogatorio, es que Margarethe Zelle confesó. Le dijo a Bouchardon que sí había sido reclutada por los alemanes. Sucedió en 1915 en La Haya. Fuera de Francia cuando inició la guerra, ella estaba desesperada por volver a París. Karl Kroemer, cónsul alemán en Ámsterdam le ofreció los medios... si los ayudaba con cierta información de vez en cuando. Así se creó el agente H21.
Mata Hari insistió en sus interrogatorios en que ella solo quería obtener el dinero y escapar. Dijo que su lealtad estaba con los aliados y que lo había demostrado cuando prometió ayudar a la inteligencia francesa. Pero las evidencias contra ella estaban claras.
Llegando a Chateau de Vincennes, a las afueras de París, Mata Hari fue llevada a un poste frente a un pelotón de fusilamiento formado por 12 soldados. Algunos reportes dicen que se negó a vendarse los ojos. El comandante dio la señal, se oyó el sonido del disparo y Mata Hari se desplomó. Un oficial se acercó con un revolver y le disparó una vez en la cabeza.
Después de la ejecución, nadie
reclamó el cuerpo de Mata Hari. Fue entregado a la escuela de medicina
de París donde se usó en clases de disección. Su cabeza se preservó en el Museo
de Anatomía, pero durante un inventario hace unos 20 años se reportó que había
desaparecido. Se presume que fue robada.
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